Ayer la visita fue intensa, estuvimos estado en Dachau. Igual que el otro dia hablando de Viena comentaba sobre lo bonito que el hombre podia hacer las cosas, hoy toca el polo opuesto: hasta donde el hombre puede ser un hijo de puta.
Visitamos el Campo de Concentración de Dachau –cuya entrada es libre, como no podia ser de otra forma – se hace en aproximadamente 3 horas, pero podría prolongarse durante varias horas mas, aunque no es recomendable, ya que las sensación de pesadumbre aumenta cada minuto que pasa.
Alquilamos unas audioguias muy bien documentadas por cierto, con información extensa, testimonios de supervivientes, datos escalofriantes, quizás por la privacidad que esta visita requería o por el respeto debido al sitio en el que estábamos, optamos por hacer la visita por separado, reuniéndonos junto a la puerta al acabar.
Perdidos, perdiditos |
Por la noche estuvimos en la cervecería mas grande que he visto en mi vida, cientos de mesas de 2x1 llenas de alegres y dicharacheros bávaros haciendo el bárbaro.
Una curisosidad, David: ¿Allí como te apañas para pedir la clara? ;)
ResponderEliminar¡¡PASADLO BIEN!!
Un abrazo,
Javi.
Carlos! Menos mal que no estais perdidos en una isla ¿no?
ResponderEliminarPor lo que veo, allí las cervezas son pequeñas.