domingo, 21 de agosto de 2011

Dachau - Jorge


Ayer estuvimos dando una vuelta por el centro de Munich ya por la noche, para echar una primera ojeada, estuvimos andando por algunas calles y vimos algunos edificios que llamaban la atención como la catedral, que es un edificio gigantesco.

Esta mañana, tras levantarnos, nos hemos dirigido a el centro de información para conocer como podíamos acercarnos a visitar el centro conmemorativo del campo de concentración de Dachau y seguidamente nos hemos dirigido hacia allí.

Zona de aislamiento, una cárcel dentro del campo, donde los prisioneros eran aislados y torturados.


El campo permanece con algunos edificios conservados desde la época de su funcionamiento como tal, y otros nuevos que han sido reconstruidos fielmente, para mostrar como era la “vida” allí, donde a las personas que entraban les eran arrebatados, con tal solo cruzar una puerta, su libertad y sus derechos.

Barracón de alojamiento de los prisioneros.


En la zona de interpretación – museo se explica la historia de algunas de las personas que fueron confinadas allí, algunos sobrevivieron, otros no. Personas muy dispares: de diferente pensamiento, diferente país o diferente religión, que pese a no tener nada que ver en principio se vieron obligados a padecer todo ese sufrimiento juntos, ayudándose unos a otros cuando les era posible. En total fueron asesinadas 42.000 personas allí. Algunos fueron ejecutados por los nazis directamente, otros, perecieron a causa del hacinamiento, que hizo aparecer algunas enfermedades, también por desnutrición… Algunos fueron utilizados como conejillos de Indias en experimentos médicos, y otros murieron para servir de entretenimiento o diversión.

Uno de los métodos de tortura.


Otra cosa que me ha llamado mucho la atención es una encuesta que se realizó justo al terminar la guerra y liberar los campos, en la que se concluía que la grandísima mayoría de la gente que vivía en las zonas cercanas a los campos sabían lo que allí estaba pasando.

Andando, y viendo todo lo que por allí había, no podía dejar de pensar que es lo que lleva a un ser humano a cometer tal crueldad, a torturar y maltratar con ese sadismo, por razones como la religión, ideas o sexualidad. En varias ocasiones había que pararse y respirar hondo para poder asimilarlo todo, por su dureza. No entiendo como pudieron extenderse tanto y contar con tantos seguidores… Y más aún como puede existir gente todavía que tenga la cabeza tan vacía (o tan llena, según de qué) como para poder pensar que eso es una solución, o un camino para llegar a algo.

Cámara de gas.


De lo que me hace estar más seguro el haber vivido esta experiencia, es que esto no debe olvidarse. Hay que conocer la historia, porque no debemos dejar que se vuelva a repetir, hecho al que parece que estamos condenados en muchas ocasiones.

Una de las fosas donde fueron enterradas las cenizas de los ejecutados.



2 comentarios:

  1. Bueno no todo iba a ser agradable en el viaje, pero cada experiencia suma, que al final es lo que cuenta.
    Lo importante es que, como dice Jorge, la memoria no se borre.
    Por aquí hoy ha tocado tormentas, con lluvia, así que algo ha refrescado.

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  2. Impresionantes reflexiones, Jorge. Viajar abre la mente y da lecciones que nunca se olvidan.

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